“Bahrein, los defensores de los derechos humanos y otros activistas encarcelados”. Evento paralelo a la celebración de la 45ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El día 22 de septiembre a las 14h, Antoine Madalin, de la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH, por sus siglas en francés), dio por comenzado el Evento Paralelo virtual “Bahrein y los Defensores de los Derechos Humanos (DDH) y otros activistas encarcelados”. 

Este evento fue organizado por la organización Americans for Democracy and Human Rights in Bahrain (ADHRB) y por la ONG Gulf Centre for Human Rights (GCHR). El evento contó con la participación del director ejecutivo de ADHRB, Husain Abdulla, del director ejecutivo de GCHR, Khalid Ibrahim, del investigador de Amnistía Internacional (AI), Devin Kenney, de una de las asistente de abogacía de ADHRB en Suiza, Emilie Marietta, de la experta abogada británica de derechos humanos, Sue Willman, y Antoine Madalin, quien ejerció como moderador del evento. 

El primer ponente de la tarde fue Husain Abdulla. En su intervención, destacó que la condición de miembro que posee Bahrein en el Consejo de Derechos Humanos acarrea una serie de obligaciones para con los derechos humanos que no se están dando en el país, sobretodo desde 2011 tras las movilizaciones prodemocráticas que se dieron. Además el Gobierno de Bahrein ha prohibido que se realice cualquier procedimiento especial por parte del consejo, como puede ser la visita de Relatores Especiales.  

Husain Adbulla señaló además que un Grupo de Trabajo de la ONU se puso en contacto con las autoridades bahreiníes en relación con la detención de varios menores de edad. Dichas detenciones han sido, además, basadas en confesiones forzadas y redactadas previamente por los oficiales, una práctica muy extendida en Bahrein.

El ponente finalizó su intervención afirmando que las violaciones de los derechos humanos continúan estando a la orden del día en Bahrein y que para frenar esto, es necesario llevar a cabo actuaciones y resoluciones concretas que incidan directamente sobre el problema. Es necesario volver a incluir a Bahrein en las agendas de las organizaciones internacionales que luchan por la defensa de los derechos humanos. 

El segundo ponente del evento fue Khalid Ibrahim. A petición de Antoine Madalin, el Sr. Ibrahim centró su intervención en la figura de Abdoulhadi al-Khawaja. El director ejecutivo de GCHR contó que aún recuerda cómo al-Khawaja no tuvo ningún reparo en dejar su cómodo y bien remunerado trabajo para regresar a Bahrein en el año 2011 para intentar lograr la democratización del diminuto país del Golfo Pérsico. El Sr. Ibrahim resaltó el carácter optimista y luchador de Abdoulhadi y expresó la gran admiración que su persona le profesaba. Más tarde, Kahlid ofreció un breve resumen de la captura de al-Khawaja e hizo hincapié en la ausencia de todas garantías procesales y en el uso de la tortura que el antiguo presidente y cofundador de la ONG BCHR (Bahrain Centre for Human Rights) tuvo que soportar. El director ejecutivo de GCHR finalizó su intervención recordando la permanente sonrisa de Abdoulhadi y comunicando que éste había escrito dos libros durante su estancia en prisión. 

Una vez concluida la intervención de Khalid Ibrahim, el moderador Antoine Madalin dio paso al investigador de Amnistía Internacional, Devin Kenney. El Sr. Madalin le preguntó si podría explicar a los participantes la relación de Bahrein con los derechos humanos. Tras acceder a ello, Denney decidió responder a esta pregunta compartiendo la historia del BCHR (Bahrain Centre for Human Rights) con los presentes, ya que, en su opinión, la historia de BCHR es comparable con la relación de Bahrein y los derechos humanos. El investigador de Amnistía Internacional contó que BCHR se fundó en el año 2002, aprovechando el período reformista de Bahrein. Sin embargo, esta organización duró poco ya que un discurso pronunciado por Abdoulhadi al-Khawaja pidiendo la dimisión del Primer Ministro de Bahrein conllevó el cierre e ilegalización de esta entidad en el año 2004. Además, como represalia a su osadía, el Sr. al-Khawaja fue detenido, acusado de “grandes violaciones del orden público” y de “instigar odio hacia la familia real” y torturado. Según Kenney, este hecho demostró que las reformas del Gobierno de Bahrein tenían un límite muy claro: la crítica a la familia real de Bahrein. De hecho, en el año 2011 la mayoría de los líderes Chiíes que pacíficamente pedían la apertura democrática del régimen fueron torturados y encarcelados. Devin Kenney concluyó su intervención diciendo que al igual que el BCHR fue cerrado e ilegalizado cuando estos “tocaron” a la monarquía, el Gobierno de Bahrein puso fin al periodo de reformas y de mayor cumplimiento de los derechos humanos cuando la monarquía fue cuestionada.

 

A continuación se dio paso a la segunda parte de la conferencia, más focalizada en concretar qué actuaciones en materia de defensa de los derechos de humanos se pueden llevar a cabo.

Abrió esta segunda parte Emilie Marietta, asistente a la 45ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en representación de ADHRB, que comenzó explicando cómo la enraizada cultura de la impunidad en Bahrein ha favorecido la vulneración de los derechos humanos en el país. En términos generales, definió este concepto como el sistema que, en lugar de sancionar a los cargos públicos que vulneren los derechos humanos, les recompensa. Señaló esta absoluta falta de responsabilidad como una de las principales causas de las perpetraciones de derechos humanos en Bahrein y, a modo de ejemplo, afirmó que solo aquellos funcionarios u oficiales de bajo rango reciben algún tipo de penalización o son procesados cuando se exceden en sus funciones. Sin embargo, los altos cargos, como el Ministro del Interior o el Príncipe Nasser, quedan impunes y lejos de recibir penalizaciones por sus actos, son recompensados. De hecho, al mismo Principe Nasser se le conoce coloquialmente como el Príncipe de la Tortura tras haber salido a la luz evidencias manifiestas de su involucramiento en torturas, abusos y malos tratos ocasinados a activistas en las protestas de 2011. Sin embargo, no ha recibido ningún tipo de represalia por dichas acusaciones y países como Reino Unido, Estados Unidos, Alemania o Francia (conocedores de la situación) continúan permitiendo la entrada del Príncipe en sus territorios, lo que legitima en cierto modo su impunidad. 

Para poner fin a esta situación, dada su gravedad y relevancia, debe ser abordada tanto a nivel nacional como internacional, ya que la inacción por parte de la comunidad internacional perpetúa esta situación. 

La Sra. Marietta continuó su intervención perfilando los casos de los 12 disidentes políticos que se encuentran en el corredor de la muerte. Estos 12 condenados son Maher Abbas al-Khabbaz, Salman Isa Ali Salman, Hussein Abdullah Khalil Ebrahim, Mohammad Radhi Abdulla Hassan, Sayed Ahmed Fuad Abbas Isa Ahmed Al-Abar, Ali Mahdi Jasim Mohamed, Hussein Ebrahim Ali Hussein Marzooq, Moosa Abdallah Moosa Jafaar, Mohamed Ramadhan, Hussein Ali Moosa, Hussain Abdullah Marhoon Rashid y Zuhair Ebrahim Jasim Abdullah y se enfrentan a ejecuciones inminentes por sentencias de muerte basadas en juicios injustos y confesiones obtenidas bajo torturas. 

En concreto, los casos de Mohamed Ramadhan y Hussein Ali Moosa  son emblemáticos. Fueron detenidos en 2014, torturados, agredidos y coaccionados para que confesaran ser culpables a pesar de que no existen pruebas que les incriminen. Fueron condenados a muerte a pesar de la existencia de pruebas que indicaron que habían sido torturados. El Tribunal de Casación confirmó ambas sentencias de muerte, por lo que estos dos presos se encuentran en una situación total de desamparo legal, habiendo agotado todos los recursos legales disponibles. 

La responsabilidad que tiene la comunidad internacional va más allá de emitir declaraciones. La Sra. Marietta instó a los organismos internacionales y a los Gobiernos a adoptar resoluciones concretas que transmitan un mensaje de concienciación y preocupación al Gobierno de Bahrein. 

La última oradora del evento fue Sue Willman, una prestigiosa abogada internacional especializada en derechos humanos y asuntos relacionados con el mundo árabe. Comenzó reseñando el impacto que han tenido lugar en Bahrein algunas estrategias legales y actos que se han llevado a cabo en defensa de los derechos humanos. 

La Sra. Willman señaló al comienzo de su intervención que en ocasiones las acciones de los Gobiernos pueden verse truncadas debido a una combinación de presiones económicas y gubernamentales. Sin embargo, destacó dos posibles vías por las cuales se podía presionar y motivar a dichos Gobiernos para que cumplan con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos: una reputación negativa y la presión de organismos económicos como la OCDE. 

Existe, además, la posibilidad de llevar a cabo los llamados procedimientos especiales por parte de la ONU. En Bahrein, se han ignorado una totalidad de 19 comunicaciones por parte de este organismo. Con ello, Bahrein además ha denegado la entrada en su territorio a ningún Relator Especial (expertos independientes que se encuentran en el marco de los procedimientos especiales antes mencionados) desde 2017. Otro mecanismo jurídico que puede ser utilizado son las llamadas sanciones Magnitsky (en honor al abogado de derechos humanos ruso asesinado en 2009 en Moscú) mediante el cual se niegan visados y se congelan los activos personales de quienes cometen o se encuentran involucrados en vulneraciones de los derechos humanos. Sue Willman añadió además que esta última actuación era probablemente la más eficaz. 

Al término de la intervención de Sue Willman, el evento terminó con preguntas a los diferentes panelistas sobre las violaciones de los derechos humanos y la situación de los defensores de los derechos humanos.