DENEGACIÓN DEL DERECHO DE EXPRESIÓN: Patrones de impunidad en el gobierno de Bahréin contra la sociedad civil

La pandemia de Covid – 19 ha contribuido al deterioro de muchos derechos en la región del Golfo, incluido el derecho a la libertad de expresión. Tras las protestas prodemocráticas de 2011, el gobierno bahreiní ha dedicado una increíble cantidad de recursos a encarcelar a las voces disidentes, limitar la diversidad de contenidos y difundir narrativas progubernamentales en los medios de comunicación. Sin embargo, sus esfuerzos se han intensificado desde el comienzo de la crisis sanitaria, que ha servido para encubrir fácilmente las acciones antidemocráticas del gobierno.

De hecho, el gobierno bahreiní ha continuado con la pauta de citar, interrogar, detener, procesar y encarcelar a quienes publican en Internet comentarios que arrojan una imagen negativa del gobierno. Por ejemplo, la Fiscalía de Bahréin anunció a mediados de marzo que «se enfrentará con decisión (…) a cualquiera que publique o participe en la circulación de noticias falsas y rumores tendenciosos» durante la pandemia, ya que las circunstancias exigen el «apoyo de los ciudadanos a los organismos e instituciones del Estado». Sin embargo, es evidente que las mencionadas restricciones a la libertad de expresión no pueden justificarse, ya que no guardan ninguna relación con la salud pública y, por tanto, contravienen la legislación y las normas internacionales de derechos humanos que los países árabes han firmado para cumplir.

La mayoría de los países son signatarios de la Ley de Derechos Humanos, del Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles y de la Carta de Derechos Humanos de la Liga Árabe, que garantizan la libertad de expresión. Los políticos árabes también suelen incluir en sus constituciones garantías y protecciones teóricas para las libertades de expresión y de los medios de comunicación. Sin embargo, a pesar de estas garantías legales, según Reporteros sin Fronteras, Bahréin ocupa el puesto 169 de 180 países en su Índice Mundial de Libertad de Prensa anual.

Estos resultados se justifican por la represión sistemática que el país ha promulgado contra periodistas y profesionales de los medios de comunicación cada vez que intentan informar sobre la disidencia popular en papel. De hecho, la primera oleada de detenciones comenzó a raíz de las masivas protestas de 2011, que los reporteros consiguen cubrir. Uno de ellos, el fotoperiodista Hassan Mohammed Qambar, fue condenado a más de 100 años de prisión por filmar los sucesos de 2011. Más tarde, en 2015 comenzó una segunda oleada en medio de las crecientes críticas a la guerra de Yemen y a la participación de Bahréin en la coalición militar liderada por Arabia Saudí. El último y fatal golpe a la libertad de prensa llegó con el cierre del último medio de comunicación independiente de Bahréin, el diario Al-Wasat, en junio de 2017. Su director, Mahmoud Al-Jaziri, fue detenido en octubre de ese año y condenado a 15 años de prisión.

El lado positivo es que, hace menos de un año, Nabeel Rajab, bloguero que dirige el Centro de Derechos Humanos de Bahréin, fue puesto en libertad tras la presión internacional. Sin embargo, la situación de los periodistas sigue siendo extremadamente opresiva en Bahréin, con un total de 12 reporteros actualmente detenidos. Además, desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, estos detenidos han visto cómo las autoridades penitenciarias les prohibían de nuevo las citas médicas y las visitas de sus familiares.

Entre los profesionales de los medios de comunicación, las mujeres se enfrentan a restricciones generalizadas para ejercer y expresarse. Son vulnerables a los esfuerzos de intimidación, censura y acusaciones de difamación. Además, se enfrentan, como en otras partes del mundo, a los estereotipos patriarcales. La libertad de movimiento de las mujeres periodistas suele estar más restringida y vigilada que la de sus homólogos masculinos. Su acceso a las fuentes y a la información es más difícil en múltiples niveles. Por último, los políticos y el público en general parecen ser menos tolerantes con las opiniones controvertidas cuando son expresadas por mujeres.

El acontecimiento más reciente en este ámbito se refiere a la resolución del Parlamento Europeo adoptada el 11 de marzo de 2021 por 633 votos a favor, 11 en contra y 45 abstenciones. Además, el Parlamento Europeo lamenta enérgicamente el levantamiento de la moratoria de facto sobre el uso de la pena de muerte en Bahréin y pide a las autoridades que introduzcan inmediatamente una nueva moratoria sobre el uso de la pena capital como paso hacia su abolición. Los eurodiputados también exigen que todos los defensores de los derechos humanos y los presos de conciencia sean liberados de forma inmediata e incondicional.El gobierno bahreiní debe dejar de acosar a los defensores de los derechos humanos y levantar inmediatamente la prohibición de viajar, subrayan los eurodiputados. Las autoridades del país también deben garantizar que los defensores de los derechos humanos puedan llevar a cabo sus actividades legítimas en cualquier circunstancia.

La libertad de expresión puede considerarse la principal emanación del hombre en la sociedad. Su pleno reconocimiento salvaguarda la estabilidad de los Estados modernos y representa el fundamento de la democracia. Como todas las libertades, no puede dejar de tener límites, sin embargo, estos límites no pueden ser definidos por orientaciones políticas o religiosas, y mucho menos por regímenes autoritarios, sino sólo por el respeto a los demás.

FUENTES:

https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000266023

https://www.amnesty.org/en/documents/mde04/3136/2020/en/

https://www.amnesty.org/en/latest/news/2020/10/gcc-flawed-laws-exploited-in-pandemic-to-further-crush-freedom-of-expression/

https://globalfreedomofexpression.columbia.edu/publications/freedom-of-expression-in-the-gulf-region/